Vagabundos está marcada por la espontaneidad de sus protagonistas, que aun estando al margen de la sociedad, no estuvieron en la sombra para Picasso y Toulouse-Lautrec.
Bajos fondos refleja el intelectualismo del S.XIX. El entretenimiento de las clases populares y el espíritu social –que decae a finales de siglo– también fueron explorados por Toulouse-Lautrec.




Cinco exposiciones, cinco géneros
Bohemios es la revolución del lenguaje artístico a través de la caricatura y la extravagancia. Son pinturas con una fuerza desmesurada en la que el grafismo sintético y la distorsión potencian los retratos y autorretratos.
Salas de baile, prostíbulos, cabarets y teatros de Montmartre conquistan el museo Thyssen. De cabeza grande y con apenas metro y medio de estatura –debido a las piernas atrofiadas por caerse del caballo-, Toulouse-Lautrec ha convertido estos lugares en un símbolo de su obra.
A ego gana Picasso, a altura, también. El genio diabólico ya conocía la pintura de Toulouse Lautrec cuando a los 23 años se instaló definitivamente en París.
Una chica fotografía una de las obras expuestas en el Thyssen
Aguardiente, humo, carteles y rostros blancos. Las figuras perversas y las luces vaporosas se funden en los escenarios marginales que conforman cada escena. El uso de los colores y los trazos, tomados en directo, dibujan los rostros nerviosos que el pueblo había mandado a la exclusión social.
30/10/17
Picasso hizo de las obras de Toulouse-Lautrec, como de otros autores, su inspiración
Duelo de egos
Exposición en el Thyssen

Ellas es el retrato de las mujeres de la noche parisina. Es el reflejo de los prostíbulos con tacto intimista y melancólico. Mujeres ácidas que con la llegada del sífilis se teñirán de azul y conformarán el periodo más nostálgico de Picasso, que tiene su origen en el suicidio de su amigo Carlos Casagemas.
Eros recóndito esconde los placeres malditos. El erotismo y la prostitución son dos de los temas que cautivaron a los artistas por su visión moderna y su ferocidad. El cuerpo femenino se convirtió en un símbolo para Picasso y su obra no puede comprenderse sin Les Demoiselles d´Avignon (1907). El tapiz inspirado en esa pintura y que colgaba en su casa de Cannes -La Californie- desde 1958, es una de las piezas claves de la exposición, que nos introduce en un periodo de reflexión del pintor.
Alcohol, grises y figuras de la noche conforman la exposición de Pablo Picasso y Toulouse-Lautrec que aloja el Thyssen. El primero sería el diablo más temido por todos los autores que contemporáneos o no, le sirvieron de inspiración. Si levantaran la cabeza, quizá se la cortarían. Lo que sí es seguro es que el genio cubista sale bien parado de todo lo que se propone.